CUANDO LAS COSAS PARECEN LO MISMO
Por:Irma Ustáriz
En la dualidad siempre habrá pares de opuestos representaciones acertadas para describir a la figura femenina. Hay cierta fascinación y amplitud filológica, disponible en distintas culturas con analogías que describen a la mujer, Sustantivos como bruja, Ada, seductora, la virgen, la joven, la vieja, la esclava…La figura femenina como verbo infinitivo que la describe con la acción de amar, desear, odiar intrigar, vaciar, llenar, comenzar, finalizar que se repiten a si mismas en un ciclo infinito.
Cada alma viene con un plan en su
existencia, para encontrar la plenitud en el proceso de aprendizaje llamado vida. En el eterno retorno el devenir, la totalidad y la plenitud. Nos encontramos en un instante la totalidad y la finitud, la naturaleza femenina
innata, sagrada en qué instante la mujer comienza a perder su originalidad y divinidad. Se trasforma
en un sujeto o cuerpo sin alma. Cómo y Cuándo se nubló y perdió su cordura. Quién usurpó y anulo su sagrada sabiduría intrínseca en la otredad, En
qué parte del trayecto recorrido se inicia la castración de lo sagrado y lo divino.
En qué momento, penetró en la fría oscuridad y como brizna arrastrada por el viento, sin poner resistencia se dejó llevar sin batallar. Fragmentada y no encontrada Cual objeto dispersado, degradada y confinada a las más abyectas bajas pasiones.
Ondulante y contradictoria es la historia de la mujer como presa del depredador es todo lo que él no es y quiere tener, su negación y su razón de ser.
Por: Verónica Schennel
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