"Una mirada a través del espejo"
Por: Verónica Schennel
La noche oscura, solitaria y silenciosa es cómplice y testigo de los más horrendos crímenes.
Al anochecer alguien desaparece y al amanecer nadie vuelve a saber de esa persona, al menos que encuentren su cuerpo sin vida y abandonado.
Monstruos nocturnos que atacan, animales salvajes que salen de cacería,
demonios que se liberan y andan sueltos buscando nuevas víctimas,
la maldad y el miedo nos acechan.
Una noche sentí una mirada de esas que te erizan la piel,
mirada fría y misteriosa que nos hace sentir expuestos y vigilados,
mirada penetrante que nos recorre.
Comenzó a entrar una fuerte y fría brisa por la ventana, así que decidí cerrarla.
Esa noche no había nadie en casa, lo que despertaba mayor angustia y pánico en mí.
Me quedé dormida, pero algo me despertó.
Escuché unos pasos y luego me susurraron al oído, alguien o algo me arrancó la sábana empecé a gritar.
Me arrastraron por el suelo hasta el espejo. En ese momento sentí un golpe y los vidrios empezaron a caer sobre mí dejándome inconsciente.
Al despertar yo estaba dentro del espejo, no podía gritar, no podía salir,
estaba atrapada.
Pasaron los años, mi familia estaba agotada y resignada, ya no tenían la esperanza de encontrarme. Ellos decidieron vender la casa y mudarse a un lugar lejano.
Mi apariencia física cambió, la desesperación me enloqueció y el demonio que me condenó al espejo me ofreció mi libertad a cambio de un alma nueva que yo debía atrapar para él.
Cuando los nuevos dueños llegaron a la casa, pude ver a quien ocuparía mi habitación, mi posible víctima, la persona que yo atraparía en el espejo a cambio de mi libertad.
Era una niña que pasaba horas jugando en aquella habitación y que por momentos se miraba en el espejo.
Yo no quería entregar a aquella inocente niña, pero yo deseaba ser libre y volver con mi familia.
Ahora yo era el monstruo que la observaba a través del espejo.
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