Poemas para el Alma

 

 

 

 

                                                                    Calaverita

 

 

 

 por: Verónica Schennell

 

Pobre, Ramón.

Ramón que a la muerte le temía,

en una noche oscura y solitaria,

se la encontró de frente en una esquina.

Él gritó y arrancó a correr

y ella lo seguía y lo perseguía.

Él corría a toda prisa,

ella simplemente sonreía.

 

Ramón pensó que se escaparía de la muerte,

saltando un muro alto,

sólo consiguió romperse un diente,

ella se reía mientras él estaba sangrando.

Ramón se puso de rodillas,

y con los ojos cerrados,

 rezó como nunca había rezado.

 

Cuando Ramón llegó a su casa,

cerró la puerta y empezó a empujarla,

para que la muerte no pudiera abrirla

y que finalmente se marchara.

Su esposa estaba junto a él parada,

tenía su celular en la mano,

él empezó a temblar y ella le reclamaba,

muchos mensajes estaban llegando.

Él no sabía qué contestar,

eran mensajes de la vecina de al lado.

Al final apareció la muerte y le dijo:

“Venga, Ramón. Tu vida se ha acabado”.

Imagen: Pinterest