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martes, 20 de junio de 2023

Artículo de la Semana

 

 

 

 

Juanita Moody, la criptógrafa que ayudó a evitar una guerra nuclear entre EE.UU. y la Unión Soviética

 


 

 

Posteado por: Irma Ustariz

 

Las Mujeres han sido indispensables en todas las situaciones del proceso de la civilización, defensa  y estrategias en la defensa de su país. Sin la participación de la mujer habrían ocurrido acontecimientos catastróficos, ya que la visión o intuición femenina ha sido uno de talentos para evitar desastres irreparables y pérdidas de vida.

Estas acciones, vienen a ser reconocidas recientemente, ya que durante mucho tiempo se ocultó la participación de la mujer en misiones de defensa durante la primera t la segunda guerra mundial, ha sido probable ocultar la participación de la mujer, su valentía y destreza en momentos de toma de decisiones  que habrían causado grandes pérdidas de vidas humanas.

Estos hallazgos han sido publicados muchos años después que los documentos han sido desclasificados.

Big Data

En 1962 Juanita Moody tenía 38 años. Había nacido en 1924 en una pequeña población de Carolina del Norte, y en 1943, cuando recién había ingresado a la universidad, decidió alistarse en la armada, en medio de la Segunda Guerra Mundial.

Juanita Moody, se había formado como una criptógrafa, el  14 octubre de 1962, el mundo estuvo al borde de una catastrófica guerra nuclear cuando un avión espía U2 de Estados Unidos descubrió que la entonces Unión Soviética tenía instalados misiles nucleares en Cuba, a menos de 150 kilómetros de las costas de Florida.

Los informes de Juanita Moody en la NSA fue clave durante la Crisis de los Misiles NSA

A los 38 años decidió alistarse en la Armada, en medio de la Segunda Guerra Mundial.

Moody fue enviada a Arlington Hall, en Virginia, donde estaban las instalaciones del Servicio de Inteligencia de Señales, precursor de la NSA.

Ahí recibió entrenamiento en análisis de mensajes encriptados y fue asignada a un grupo que descifraba comunicaciones de los nazis.

 

Moody demostró su talento al impulsar, junto a un compañero lingüista, el desarrollo de una máquina basada en el trabajo de Alan Turing para generar códigos de cifrado automáticamente.

“Ella ayudó en el avance del trabajo de inteligencia impulsando un uso ambicioso e innovador de las nuevas tecnologías”, dice Wolman.

A partir de 1952, cuando se creó la NSA, Moody ocupó varios puestos de liderazgo en los que analizaba grandes cantidades de datos y los ponía rápidamente a disposición de los encargados de tomar decisiones. “Fue una entusiasta del uso del big data mucho antes de que se estableciera ese concepto”, escribe Wolman.

En 1961, tras el fallido desembarco de Bahía Cochinos en el que exiliados cubanos entrenados por la CIA intentaron derrocar a Fidel Castro, el líder cubano aceptó la ayuda del premier soviético Nikita Khrushchev.

La alianza cubano-soviética convirtió a la isla en un punto caliente de la Guerra Fría, e hizo que los norteamericanos centraran su atención en el Caribe. Y Moody estuvo al frente de esa labor de inteligencia.

El trabajo de su equipo incluía rastrear mensajes de radio, datos de radares, comunicaciones electrónicas, sistemas de lectura de armas, documentación de barcos y cualquier otra información que pudieran interceptar.

Además, la NSA instaló centros de inteligencia en Florida, y desplegó aviones espía sobre Cuba.

Por su parte, la fuerza naval desplegó barcos equipados con sistemas de vigilancia.

Con esos recursos, Moody y su equipo comenzaron a notar que Cuba estaba mejorando la seguridad de sus comunicaciones.

También identificaron un aumento del tráfico marítimo desde bases navales soviéticas hacia Cuba. Eran barcos que llegaban a Cuba con documentación en blanco, con cargas cuyo peso no se correspondía con el peso que se declaraba en el puerto o que hacían descargas clandestinas en medio de la noche.

Gracias a los mensajes que Moody interceptó, EE.UU. pudo notar la llegada de armamento soviético a Cuba. También escucharon conversaciones que mencionaban tanques, radares, armas para atacar aviones y personal soviético llegando a la isla. “Las cosas se estaban calentando” recordaba Moody citada en el artículo de Wolman.

Gracias a los mensajes que Moody interceptó, EE.UU. pudo notar la llegada de armamento soviético a CubaGetty

También escucharon conversaciones que mencionaban tanques, radares, armas para atacar aviones y personal soviético llegando a la isla. “Las cosas se estaban calentando” recordaba Moody citada en el artículo de Wolman.

“Zona de cuarentena”

Moody recibió la orden de armar un reporte con sus hallazgos. “Queremos saber lo que sabes sobre Cuba. Incluso si es una corazonada. Quiero saber todo lo que tienes en mente cuando piensas en Cuba”, le dijo Edward Lanzadle, secretario asistente de Defensa.

Moody, que tenía todo documentado, le respondió sin inmutarse: “No necesito tener ninguna corazonada”.

En febrero de 1962, trató de convencer a Louis Tordella, vicedirector de la NSA, de que compartiera el informe con la Casa Blanca, el Departamento de Estado y el ejército. Khrushchev y Kennedy estuvieron al borde de embarcarse en una guerra nuclear-Khrushchev y Kennedy nuclearGetty.

Tordella se negó a compartirlo con otras agencias, pero sí lo hizo llegar hasta el presidente John F. Kennedy, quien firmó el reporte con sus iniciales, señal de que lo había leído. Al final, Moody finalmente convenció a Tordella de que compartiera el documento con otras agencias, entre ellas la CIA.

En la primavera de 1962, ya era evidente que Cuba había instalado un sistema de defensa contra ataques aéreos y aviones MIG merodeaban las aguas donde estaban los barcos estadounidenses cerca de la isla.

En agosto, en parte gracias a la información recabada por Moody, la CIA le informó a Kennedy que miles de soldados soviéticos y “cantidades sustanciales” de material militar habían llegado a Cuba. “Para entonces Estados Unidos había suspendido los sobrevuelos sobre Cuba, pero el reporte de Moody fue determinante para que se reanudaran”, explica Wolman.

Así, el 14 de octubre, un avión U2 tomó 928 imágenes aéreas, con las que los estadounidenses detectaron que la Unión Soviética había instalado misiles nucleares en la isla de Cuba.

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