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lunes, 29 de mayo de 2023

  

Científicos del Mundo afirman que Estamos en la Próxima Extensión Masiva de la Humanidad desde hace 65 millones de Años

 

 

Posteado: por Irma Ustariz

 

La extinción masiva de la biodiversidad, ya está en marcha de acuerdo a las últimas cifras que se han publicado es una realidad que la humanidad ha contribuido a acelerar el proceso de destrucción. Científicos señalan en un estudio reciente aseguran que desde el año 1500 la Tierra podría haber perdido entre el 7,5 y el 13% de los dos millones de especies conocidas en el planeta, lo que supone la asombrosa cifra de entre 150.000 y 260.000 especies.

            De acuerdo a los estudios y datos realizados, la tierra ha perdido 5 extensiones, la última fue hace 4 millones de años cuando desaparecieron los dinosaurios.  Nuevos estudios predicen un nuevo capítulo en esta historia de la biodiversidad de nuestro planeta. Pero con un nuevo ingrediente: en esta ocasión la especia humana desempeñaría un rol protagónico.

La investigación, publicada en la revista Biological Reviews y a cargo de biólogos de la Universidad de Hawái en Mānoa y del Museo Nacional de Historia Natural de París, sugiere así que está en marcha una sexta crisis de extinción masiva y que las actividades humanas son las culpables.

Las corriente negacioncita de la ciencia al impacto climático

"La Lista Roja está muy sesgada", escriben Cowie y sus colegas en su artículo. "Esta negación se basa en una visión sesgada de la crisis que se centra en los mamíferos y las aves e ignora los invertebrados, que, por supuesto, constituyen la gran mayoría de la biodiversidad", agregó.

Acorde al recuento de la UICN, desde el año 1500, aproximadamente el 1,5 % de las especies de mamíferos y aves evaluadas se han extinguidoLos negacionistas sostienen que el cambio climático es un proceso del ciclo natural, que el CO2 forma parte de la vida y su impacto en la atmósfera es mínimo. Otra forma de negación es atribuir una especie de conspiración global a los científicos que se alinean para enmascarar los datos y manejar marcos analíticos sobre el clima que son provisionales y poco confiables. Este caso utiliza argumentos ad hominen cuyos razonamientos pretenden desacreditar la autoridad de los científicos. Ambos tipos de negación enlazan con las modalidades de negación literal e interpretativa de Cohen que hemos visto antes. Los ataques que recibe la ciencia como institución buscan despresti giarla y han sido denunciados por numerosos investigadores (Oreskes & Conway, 2010; McIntyre, 2018). Por ejemplo, en Merchants of Doubt: How a Handful of Scientists Obscured the Truth on Issues from Tobacco Smoke to Global Warming, Oreskes & Conway (2010), sostienen que, en torno a la década de 1950 del pasado siglo, se produjo una campaña que negaba el vínculo entre el consumo de tabaco y el cáncer. Dada que esta campaña tuvo éxito y eficacia se siguió utilizando durante las décadas posteriores hasta llegar a la actualidad. Por tanto, es la propia experiencia la que avala la estrategia negacionista. El esfuerzo por socavar la legitimidad y el prestigio de la investigación científica sobre el calentamiento global antropogénico se intensificó desde 1990, tras la llamada de alarma The Intergovernmental Panel on Climate Change (en adelante, IPCC3). Este primer Informe de Evaluación subrayó la importancia del cambio climático como un desafío con consecuencias globales y llamaba a la necesaria gobernanza internacional. Su dictamen concluyó que las actividades humanas estaban aumentando las concentraciones de gases a la atmósfera, lo que conduciría al calentamiento de la superficie del planeta. Por otro lado, el IPCC tuvo un papel fundamental en la creación de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC, en inglés UNFCCC)4.

El incremento de la evidencia científica hace cada vez más insostenible negar la realidad, lo que ha llevado a los think thank conservadores y libertarios5 a modificar sus tácticas. De esta forma, han emergido grupos poderosos que niegan sin negar el cambio climático. Es decir, lobbies y grupos de interés que se presentan como intérpretes razonables de la ciencia y ofrecen un argumentario con tintes intelectuales que desincentivan las motivaciones de la gente para pasar a la acción en la lucha contra el calentamiento global. Los que se autodefinen como climatoescépticos, sin negar que el planeta se esté calentando, afirman que las consecuencias negativas del aumento de las temperaturas se exageran de forma alarmante (negación implicatoria). No deja de ser una forma de erosionar la agenda política medioambiental puesto que, al cuestionar la gravedad del problema, se alimenta la inacción. Esta es la razón por la que los investigadores pro cambio climático rechazan la designación de escépticos y optan por las denominaciones de negacionistas o contrarios. El escepticismo no es en sí negativo sino que se trata de una característica inherente de la ciencia, por lo que resulta inadecuada aplicarla a los que niegan el cambio climático bajo el paraguas de escépticos.

La profundidad de los debates públicos sobre el calentamiento global antropogénico alcanza cierto nivel de sofisticación intelectual con la invocación a la filosofía de la ciencia popperiana y su criterio de falsabilidad (Mercer, 2018). Una teoría científica puede ser rechazada pero nunca aceptada de manera definitiva, o, en otras palabras, la ciencia no puede afirmar nada definitivamente por lo que todo enunciado científico es provisional para siempre (Popper, 1962). Este es uno de los razonamientos más sutiles a los que se acogen los negacionistas.

¿Qué motivos impulsan a la negación? Para Dunlap (2013), la negación del calentamiento global tiene menos que ver con la ciencia que con los intereses materiales e ideológicos. Lo cierto es que tras el discurso negacionista existe toda una constelación de intereses, de actores y estrategias para debilitar el mensaje del calentamiento global. Las nuevas tecnologías, a través de redes sociales y blogs hacen circular campañas impulsadas por escépticos y negacionistas que están muy bien financiadas y orquestadas. La negación de la ciencia no deja de ser un rechazo al consenso científico sobre el calentamiento global y al papel de los seres humanos como artífices del cambio climático.

"Incluir a los invertebrados fue clave"

No obstante, el nuevo estudio, basándose en extrapolaciones de las estimaciones obtenidas para los caracoles terrestres y las babosas –de una serie de estudios anteriores que examinan el declive de los invertebrados–, asegura que desde el año 1500 la Tierra podría haber perdido ya entre el 7,5 y el 13 % de los dos millones de especies conocidas en el planeta, lo que supone la asombrosa cifra de entre 150.000 y 260.000 especies. "Incluir a los invertebrados fue clave para confirmar que, efectivamente, estamos asistiendo al inicio de la sexta extinción masiva de la historia de la Tierra", afirmó Cowie.

Medio ambiente

La sexta extinción masiva de la biodiversidad mundial ya está en marcha, advierten científicos

El estudio asegura que desde el año 1500 la Tierra podría haber perdido entre el 7,5 y el 13% de los dos millones de especies conocidas en el planeta, lo que supone la asombrosa cifra de entre 150.000 y 260.000 especies.

USA Apfelschnecken

Según el amplio consenso de la comunidad científica, la Tierra ha experimentado cinco extinciones masivas de la biodiversidad causadas por fenómenos naturales extremos. Ahora, un nuevo estudio vaticina un nuevo capítulo en esta historia de la biodiversidad de nuestro planeta. Pero con un nuevo ingrediente: en esta ocasión la especia humana desempeñaría un rol protagónico.

La investigación, publicada en la revista Biological Reviews y a cargo de biólogos de la Universidad de Hawái en Mānoa y del Museo Nacional de Historia Natural de París, sugiere así que está en marcha una sexta crisis de extinción masiva y que las actividades humanas son las culpables.

Refutar a los negacionistas

A pesar de las evidencias que sugieren que este sombrío fenómeno se está desarrollando a nuestro alrededor, hay quienes no creen en la evidencia científica. Por este motivo, los autores del nuevo estudio dedican parte de él para resaltar los problemas del negacionismo actual.

La extinción masiva de la biodiversidad, ya está en marcha de acuerdo a las últimas cifras que se han publicado es una realidad que la humanidad ha contribuido a acelerar el proceso de destrucción. Científicos señalan en un estudio reciente aseguran que desde el año 1500 la Tierra podría haber perdido entre el 7,5 y el 13% de los dos millones de especies conocidas en el planeta, lo que supone la asombrosa cifra de entre 150.000 y 260.000 especies.

            De acuerdo a los estudios y datos realizados, la tierra ha perdido 5 extensiones, la última fue hace 4 millones de años cuando desaparecieron los dinosaurios.  Nuevos estudios predicen un nuevo capítulo en esta historia de la biodiversidad de nuestro planeta. Pero con un nuevo ingrediente: en esta ocasión la especia humana desempeñaría un rol protagónico.

La investigación, publicada en la revista Biological Reviews y a cargo de biólogos de la Universidad de Hawái en Mānoa y del Museo Nacional de Historia Natural de París, sugiere así que está en marcha una sexta crisis de extinción masiva y que las actividades humanas son las culpables.

Las corriente negacioncita de la ciencia al impacto climático

"La Lista Roja está muy sesgada", escriben Cowie y sus colegas en su artículo. "Esta negación se basa en una visión sesgada de la crisis que se centra en los mamíferos y las aves e ignora los invertebrados, que, por supuesto, constituyen la gran mayoría de la biodiversidad", agregó.

Acorde al recuento de la UICN, desde el año 1500, aproximadamente el 1,5 % de las especies de mamíferos y aves evaluadas se han extinguidoLos negacionistas sostienen que el cambio climático es un proceso del ciclo natural, que el CO2 forma parte de la vida y su impacto en la atmósfera es mínimo. Otra forma de negación es atribuir una especie de conspiración global a los científicos que se alinean para enmascarar los datos y manejar marcos analíticos sobre el clima que son provisionales y poco confiables. Este caso utiliza argumentos ad hominen cuyos razonamientos pretenden desacreditar la autoridad de los científicos. Ambos tipos de negación enlazan con las modalidades de negación literal e interpretativa de Cohen que hemos visto antes. Los ataques que recibe la ciencia como institución buscan desprestigiarla y han sido denunciados por numerosos investigadores (Oreskes & Conway, 2010; McIntyre, 2018). Por ejemplo, en Merchants of Doubt: How a Handful of Scientists Obscured the Truth on Issues from Tobacco Smoke to Global Warming, Oreskes & Conway (2010), sostienen que, en torno a la década de 1950 del pasado siglo, se produjo una campaña que negaba el vínculo entre el consumo de tabaco y el cáncer. Dada que esta campaña tuvo éxito y eficacia se siguió utilizando durante las décadas posteriores hasta llegar a la actualidad. Por tanto, es la propia experiencia la que avala la estrategia negacionista. El esfuerzo por socavar la legitimidad y el prestigio de la investigación científica sobre el calentamiento global antropogénico se intensificó desde 1990, tras la llamada de alarma The Intergovernmental Panel on Climate Change (en adelante, IPCC3). Este primer Informe de Evaluación subrayó la importancia del cambio climático como un desafío con consecuencias globales y llamaba a la necesaria gobernanza internacional. Su dictamen concluyó que las actividades humanas estaban aumentando las concentraciones de gases a la atmósfera, lo que conduciría al calentamiento de la superficie del planeta. Por otro lado, el IPCC tuvo un papel fundamental en la creación de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC, en inglés UNFCCC)4.

El incremento de la evidencia científica hace cada vez más insostenible negar la realidad, lo que ha llevado a los think thank conservadores y libertarios5 a modificar sus tácticas. De esta forma, han emergido grupos poderosos que niegan sin negar el cambio climático. Es decir, lobbies y grupos de interés que se presentan como intérpretes razonables de la ciencia y ofrecen un argumentario con tintes intelectuales que desincentivan las motivaciones de la gente para pasar a la acción en la lucha contra el calentamiento global. Los que se autodefinen como climatoescépticos, sin negar que el planeta se esté calentando, afirman que las consecuencias negativas del aumento de las temperaturas se exageran de forma alarmante (negación implicatoria). No deja de ser una forma de erosionar la agenda política medioambiental puesto que, al cuestionar la gravedad del problema, se alimenta la inacción. Esta es la razón por la que los investigadores pro cambio climático rechazan la designación de escépticos y optan por las denominaciones de negacionistas o contrarios. El escepticismo no es en sí negativo sino que se trata de una característica inherente de la ciencia, por lo que resulta inadecuada aplicarla a los que niegan el cambio climático bajo el paraguas de escépticos.

La profundidad de los debates públicos sobre el calentamiento global antropogénico alcanza cierto nivel de sofisticación intelectual con la invocación a la filosofía de la ciencia popperiana y su criterio de falsabilidad (Mercer, 2018). Una teoría científica puede ser rechazada pero nunca aceptada de manera definitiva, o, en otras palabras, la ciencia no puede afirmar nada definitivamente por lo que todo enunciado científico es provisional para siempre (Popper, 1962). Este es uno de los razonamientos más sutiles a los que se acogen los negacionistas.

¿Qué motivos impulsan a la negación? Para Dunlap (2013), la negación del calentamiento global tiene menos que ver con la ciencia que con los intereses materiales e ideológicos. Lo cierto es que tras el discurso negacionista existe toda una constelación de intereses, de actores y estrategias para debilitar el mensaje del calentamiento global. Las nuevas tecnologías, a través de redes sociales y blogs hacen circular campañas impulsadas por escépticos y negacionistas que están muy bien financiadas y orquestadas. La negación de la ciencia no deja de ser un rechazo al consenso científico sobre el calentamiento global y al papel de los seres humanos como artífices del cambio climático.

"Incluir a los invertebrados fue clave"

No obstante, el nuevo estudio, basándose en extrapolaciones de las estimaciones obtenidas para los caracoles terrestres y las babosas –de una serie de estudios anteriores que examinan el declive de los invertebrados–, asegura que desde el año 1500 la Tierra podría haber perdido ya entre el 7,5 y el 13 % de los dos millones de especies conocidas en el planeta, lo que supone la asombrosa cifra de entre 150.000 y 260.000 especies. "Incluir a los invertebrados fue clave para confirmar que, efectivamente, estamos asistiendo al inicio de la sexta extinción masiva de la historia de la Tierra", afirmó Cowie.

Medio ambiente

La sexta extinción masiva de la biodiversidad mundial ya está en marcha, advierten científicos

El estudio asegura que desde el año 1500 la Tierra podría haber perdido entre el 7,5 y el 13% de los dos millones de especies conocidas en el planeta, lo que supone la asombrosa cifra de entre 150.000 y 260.000 especies.

USA Apfelschnecken

Según el amplio consenso de la comunidad científica, la Tierra ha experimentado cinco extinciones masivas de la biodiversidad causadas por fenómenos naturales extremos. Ahora, un nuevo estudio vaticina un nuevo capítulo en esta historia de la biodiversidad de nuestro planeta. Pero con un nuevo ingrediente: en esta ocasión la especia humana desempeñaría un rol protagónico.

La investigación, publicada en la revista Biological Reviews y a cargo de biólogos de la Universidad de Hawái en Mānoa y del Museo Nacional de Historia Natural de París, sugiere así que está en marcha una sexta crisis de extinción masiva y que las actividades humanas son las culpables.

Refutar a los negacionistas

A pesar de las evidencias que sugieren que este sombrío fenómeno se está desarrollando a nuestro alrededor, hay quienes no creen en la evidencia científica. Por este motivo, los autores del nuevo estudio dedican parte de él para resaltar los problemas del negacionismo actual.

"El aumento drástico de las tasas de extinción de especies y la disminución de la abundancia de muchas poblaciones de animales y plantas están bien documentados, pero algunos niegan que estos fenómenos equivalgan a una extinción masiva", afirmo el biocientífico Robert Cowie, en un comunicado de prensa de la Universidad de Hawái en Mānoa.

Extrapolando las estimaciones obtenidas para los caracoles terrestres y las babosas, Cowie y sus coautores calcularon la asombrosa cifra de 150.000 a 260.000 especies extintas desde el año 1500..

"La Lista Roja está muy sesgada"

Según los científicos, muchos de los esfuerzos de los conservacionistas, incluso en la estimada Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) –uno de los registros más importantes del mundo sobre la extinción de especies–, tienen un claro sesgo hacia los animales vertebrados en los debates sobre la pérdida de biodiversidad, centrándose en las aves, los mamíferos y los anfibios, y no en el abrumador declive de las criaturas invertebradas.

"La Lista Roja está muy sesgada", escriben Cowie y sus colegas en su artículo. "Esta negación se basa en una visión sesgada de la crisis que se centra en los mamíferos y las aves e ignora los invertebrados, que, por supuesto, constituyen la gran mayoría de la biodiversidad", agregó.

Acorde al recuento de la UICN, desde el año 1500, aproximadamente el 1,5 % de las especies de mamíferos y aves evaluadas se han extinguido.

"Incluir a los invertebrados fue clave"

No obstante, el nuevo estudio, basándose en extrapolaciones de las estimaciones obtenidas para los caracoles terrestres y las babosas –de una serie de estudios anteriores que examinan el declive de los invertebrados–, asegura que desde el año 1500 la Tierra podría haber perdido ya entre el 7,5 y el 13 % de los dos millones de especies conocidas en el planeta, lo que supone la asombrosa cifra de entre 150.000 y 260.000 especies.

"Incluir a los invertebrados fue clave para confirmar que, efectivamente, estamos asistiendo al inicio de la sexta extinción masiva de la historia de la Tierra", afirmó Cowie.

Esta negación se basa en una visión sesgada de la crisis que se centra en los mamíferos y las aves e ignora los invertebrados, que, por supuesto, constituyen la gran mayoría de la biodiversidad, dijo Cowie.

"Casi todas las aves y mamíferos, pero solo una ínfima parte de los invertebrados, han sido evaluados según criterios de conservación (...) A menudo se asume implícita, y a veces explícitamente, que las evaluaciones de las tasas de extinción de mamíferos y aves reflejan las tasas de extinción de toda la biodiversidad, una suposición aceptada no solo entre los medios de comunicación centrados en los vertebrados, sino también entre muchas organizaciones científicas y de conservación centradas en los vertebrados", recalcó Cowie.

En cuanto a una posible solución para el futuro, los investigadores no saben la respuesta. Pero señalan que negar la crisis o no actuar sobre ella indudablemente no aporta al futuro del planeta.

Los científicos denunciaron no solo a quienes niegan que la sexta extinción haya comenzado, sino a quienes la aceptan como una trayectoria evolutiva nueva y natural, ya que los humanos son una especie más que desempeña su papel natural en la historia de la Tierra.

Algunos, según indicaron, incluso consideran que la biodiversidad debe ser manipulada únicamente en beneficio de la humanidad.

"Los humanos son la única especie capaz de manipular la biosfera a gran escala", subrayó Cowie. "No somos una especie más que evoluciona ante las influencias externas. Por el contrario, somos la única especie que puede elegir conscientemente nuestro futuro y el de la biodiversidad de la Tierra", añadió.

Del mismo modo, Cowie aseguró que, a pesar de la retórica sobre la gravedad de la crisis, y de las soluciones planteadas y presentadas a políticos para remediarla, estos no hacen lo suficiente. "Está claro que falta voluntad política", dijo Cowie. "Negar la crisis, aceptarla sin reaccionar o incluso fomentarla constituye una abrogación de la responsabilidad común de la humanidad y allana el camino para que la Tierra continúe su triste trayectoria hacia una sexta extinción masiva".

Medioambiente

Qué esperar de la sexta extinción masiva del mundo

Los seres humanos que viven hoy en día son testigos del comienzo de la primera extinción masiva en 65 millones de años. ¿Qué significa la pérdida de biodiversidad para nosotros y el medio ambiente?

Los impactos de la pérdida de biodiversidad podrían tener amplias repercusiones.

Unos 65 millones de años después de la última extinción masiva, que marcó el fin de los dinosaurios en el planeta, los científicos advierten de que estamos en los primeros estertores de otra aniquilación de este tipo. A diferencia de otras, esta sexta extinción masiva –o extinción del Antropoceno– es la única causada por el ser humano, y en ella intervienen el cambio climático, la destrucción del hábitat, la contaminación y la agricultura industrial.

En las extinciones masivas, al menos tres cuartas partes de las especies dejan de existir en unos 3 millones de años. Algunos científicos creen que, al ritmo actual, podríamos estar en camino de perder ese número en unos pocos siglos.

Solo en las próximas décadas, al menos un millón de especies corren el riesgo de desaparecer. Eso es lo que se estima en un informe histórico publicado en 2019, pero muchos científicos dicen que podría ser un recuento insuficiente.

Intentar predecir los resultados de un colapso total de la biodiversidad es casi un arte negro: los ecosistemas son increíblemente complejos. Sin embargo, los científicos están de acuerdo en que hay varias predicciones claras si las extinciones continúan a este ritmo. Y todos los efectos están inextricablemente relacionados, como un juego de Jenga.

 

https://www.dw.com/es/qu%C3%A9-esperar-de-la-sexta-extinci%C3%B3n-masiva-del-ānoa.mundo/a-60405030


Extrapolando las estimaciones obtenidas para los caracoles terrestres y las babosas, Cowie y sus coautores calcularon la asombrosa cifra de 150.000 a 260.000 especies extintas desde el año 1500.

"La Lista Roja está muy sesgada"

Según los científicos, muchos de los esfuerzos de los conservacionistas, incluso en la estimada Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) –uno de los registros más importantes del mundo sobre la extinción de especies–, tienen un claro sesgo hacia los animales vertebrados en los debates sobre la pérdida de biodiversidad, centrándose en las aves, los mamíferos y los anfibios, y no en el abrumador declive de las criaturas invertebradas.

"La Lista Roja está muy sesgada", escriben Cowie y sus colegas en su artículo. "Esta negación se basa en una visión sesgada de la crisis que se centra en los mamíferos y las aves e ignora los invertebrados, que, por supuesto, constituyen la gran mayoría de la biodiversidad", agregó.

Acorde al recuento de la UICN, desde el año 1500, aproximadamente el 1,5 % de las especies de mamíferos y aves evaluadas se han extinguido.

"Incluir a los invertebrados fue clave"

No obstante, el nuevo estudio, basándose en extrapolaciones de las estimaciones obtenidas para los caracoles terrestres y las babosas –de una serie de estudios anteriores que examinan el declive de los invertebrados–, asegura que desde el año 1500 la Tierra podría haber perdido ya entre el 7,5 y el 13 % de los dos millones de especies conocidas en el planeta, lo que supone la asombrosa cifra de entre 150.000 y 260.000 especies.

"Incluir a los invertebrados fue clave para confirmar que, efectivamente, estamos asistiendo al inicio de la sexta extinción masiva de la historia de la Tierra", afirmó Cowie.

Esta negación se basa en una visión sesgada de la crisis que se centra en los mamíferos y las aves e ignora los invertebrados, que, por supuesto, constituyen la gran mayoría de la biodiversidad, dijo Cowie.

"Casi todas las aves y mamíferos, pero solo una ínfima parte de los invertebrados, han sido evaluados según criterios de conservación (...) A menudo se asume implícita, y a veces explícitamente, que las evaluaciones de las tasas de extinción de mamíferos y aves reflejan las tasas de extinción de toda la biodiversidad, una suposición aceptada no solo entre los medios de comunicación centrados en los vertebrados, sino también entre muchas organizaciones científicas y de conservación centradas en los vertebrados", recalcó Cowie.

En cuanto a una posible solución para el futuro, los investigadores no saben la respuesta. Pero señalan que negar la crisis o no actuar sobre ella indudablemente no aporta al futuro del planeta.

Los humanos, capaces de manipular la biosfera a gran escala

Los científicos denunciaron no solo a quienes niegan que la sexta extinción haya comenzado, sino a quienes la aceptan como una trayectoria evolutiva nueva y natural, ya que los humanos son una especie más que desempeña su papel natural en la historia de la Tierra.

Algunos, según indicaron, incluso consideran que la biodiversidad debe ser manipulada únicamente en beneficio de la humanidad.

"Los humanos son la única especie capaz de manipular la biosfera a gran escala", subrayó Cowie. "No somos una especie más que evoluciona ante las influencias externas. Por el contrario, somos la única especie que puede elegir conscientemente nuestro futuro y el de la biodiversidad de la Tierra", añadió.

Del mismo modo, Cowie aseguró que, a pesar de la retórica sobre la gravedad de la crisis, y de las soluciones planteadas y presentadas a políticos para remediarla, estos no hacen lo suficiente. "Está claro que falta voluntad política", dijo Cowie. "Negar la crisis, aceptarla sin reaccionar o incluso fomentarla constituye una abrogación de la responsabilidad común de la humanidad y allana el camino para que la Tierra continúe su triste trayectoria hacia una sexta extinción masiva".

Medioambiente

Qué esperar de la sexta extinción masiva del mundo

Los seres humanos que viven hoy en día son testigos del comienzo de la primera extinción masiva en 65 millones de años. ¿Qué significa la pérdida de biodiversidad para nosotros y el medio ambiente?

Los impactos de la pérdida de biodiversidad podrían tener amplias repercusiones.

Unos 65 millones de años después de la última extinción masiva, que marcó el fin de los dinosaurios en el planeta, los científicos advierten de que estamos en los primeros estertores de otra aniquilación de este tipo. A diferencia de otras, esta sexta extinción masiva –o extinción del Antropoceno– es la única causada por el ser humano, y en ella intervienen el cambio climático, la destrucción del hábitat, la contaminación y la agricultura industrial.

En las extinciones masivas, al menos tres cuartas partes de las especies dejan de existir en unos 3 millones de años. Algunos científicos creen que, al ritmo actual, podríamos estar en camino de perder ese número en unos pocos siglos.

Solo en las próximas décadas, al menos un millón de especies corren el riesgo de desaparecer. Eso es lo que se estima en un informe histórico publicado en 2019, pero muchos científicos dicen que podría ser un recuento insuficiente.

Intentar predecir los resultados de un colapso total de la biodiversidad es casi un arte negro: los ecosistemas son increíblemente complejos. Sin embargo, los científicos están de acuerdo en que hay varias predicciones claras si las extinciones continúan a este ritmo. Y todos los efectos están inextricablemente relacionados, como un juego de Jenga.

 

https://www.dw.com/es/qu%C3%A9-esperar-de-la-sexta-extinci%C3%B3n-masiva-del-mundo/a-60405030

 

 

 

 


 

 

 

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