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martes, 20 de diciembre de 2022

¿Qué relación hay entre Eva y María?

 Pintura donde se retrata el nacimiento de Jesús

Por:  Irma Ustariz


    En el Cercano Oriente, el dios que descendió al campo del tiempo fue originalmente una diosa. Jesús representó un papel que en realidad es el de una Diosa, al descender llevado por la compasión. Pero cuando la Virgen consiente en ser el receptáculo de la encarnación, ya participa en la redención. Se ha ido haciendo más y más evidente que la Virgen es equivalente en su sufrimiento al sufrimiento de su hijo. En la Iglesia Católica creo que ahora se la llama la “cosalvadora”.


    ¿Qué representa todo esto respecto de la reunión del macho y la hembra? durante mucho tiempo en las sociedades ARCAICAS la imagen mitológica dominante es la femenina. Después viene esta imagen masculina, agresiva, guerrera y pronto volvemos a la mujer jugando un papel en la creación y la recreación. ¿Tiene que ver con el anhelo de reunión entre hombre y mujer?


    Es una cosa muy interesante ver que esta Madre Diosa fue la reina hasta el valle del Indo, en la India. Desde el Egeo al Indo, es la figura dominante. Después tienes a los indoeuropeos que vienen del norte, y llegan a Persia, a la India, a Grecia, a Italia, y aparece una mitología de orientación masculina en toda esta área. En la India son los Vedas, en Grecia la tradición homérica, y después, unos quinientos años más tarde, la Diosa empieza a regresar. De hecho, hay un Upanishad del siglo VII a.C. (que es la época en  que está volviendo con energía en el Egeo también) en que los dioses védi-cos están reunidos, y ven una extraña cosa amorfa delante, una especie de niebla, y preguntan: "¿Qué es eso?". Ninguno sabe lo que puede ser. Uno de ellos sugiere: “Iré a ver de qué se trata”. Y va hacia esa cosa brumosa y dice: “Soy Agni, el Señor del Fuego; puedo quemar cualquier cosa. ¿Quién eres tú?». Y de la niebla sale una pajita, que cae en el suelo, y una voz dice: “Veamos si puedes quemar eso”. Agni descubre que no puede quemarlo. Así que vuelve a los otros dioses y dice: “¡Qué extraño es esto!”. Se adelanta el Dios del Viento: “Probaré yo”. Allá va, y sucede algo parecido. “Soy Va- yu, Señor del Viento”. Puedo arrastrar cualquier cosa. Otra vez cae al suelo una pajita: «Veamos si puedes arrastrar esto”. Y no puede. El también regresa. Entonces Indra, el más grande de los dioses védicos, se aproxima, pero cuando está cerca la aparición se desvanece, y donde había estado se materializa una mujer, una mujer hermosa y misteriosa, que instruye a los dioses, revelándoles el misterio del fundamento de su propio ser. “Esto es el misterio último de todo ser”, les dice, “del que vosotros mismos habéis recibido vuestros poderes. Y puede anular vuestros poderes, según su voluntad”.


Pintura donde se observa a José admirando el nacimiento de Jesús

    El nombre indio para ese Ser entre los seres es brahman, que es un nombre neutro, ni masculino ni femenino. Y el nombre indio para la mujer es Maya-Shakti- Devi Diosa Dadora de Vida y Madre de las Formas. Y allí, en este Upanishad aparece como maestra de los dioses védicos en cuanto al fundamento último y fuente de sus poderes y existencia: Es la mujer como dadora de formas, la que dio vida a las formas y sabe de dónde provienen. Vienen de lo que está más allá de lo masculino y femenino. De lo que está más allá del ser y el no ser. A la vez es y no es. Ni es ni no es. Está más allá desde todas las categorías del pensamiento y la mente. En el Nuevo Testamento: “En Jesús no hay macho ni hembra”. En el sentido último de las cosas, no hay ni una cosa ni otra. A lo largo de toda la Antigua Alianza, la misión de María fue prefigurada por la misión de algunas mujeres (Sara, que concibe un hijo a pesar de edad avanzada, Ana, la madre de Samuel, Débora, Rut, Judit). Al principio de todo está Eva: a pesar de su desobediencia, recibe la promesa de una descendencia que será vencedora del Maligno como cuenta el libro del Génesis.


    Con María, excelsa Hija de Sión, después de la larga espera de la promesa, se cumple el plazo y se inaugura el nuevo plan de salvación "María" sobresale entre los humildes y los pobres del Señor, que esperan de él con confianza la salvación y la acogen. Catecismo de la Iglesia Católica.


    Si tú y yo hubiéramos tenido poder, la hubiéramos hecho también Reina y Señora de todo lo creado. Una gran señal apareció en el cielo: una mujer con corona de doce estrellas sobre su cabeza. Vestido de sol.  La luna a sus pies. María, Virgen sin mancilla, reparó la caída de Eva: y ha pisado, con su planta inmaculada, la cabeza del dragón infernal. Hija de Dios, Madre de Dios, Esposa de Dios. 


    María es invitada a concebir a aquel en quien habitará corporalmente la plenitud de la divinidad y pregunta lo que no entiende "¿cómo será esto, puesto que no conozco varón?". La respuesta divina a su pregunta fue: "El Espíritu Santo vendrá sobre ti". Y Ella pronunció su "fiat" (Hágase en mí tu palabra) loco totius humanae naturae "ocupando el lugar de toda la naturaleza humana".


    La Virgen María con su fe y su respuesta libre asumió el plan de Dios para la salvación de los hombres. Por su obediencia, ella se convirtió en la nueva Eva, madre de los vivientes.




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