Por: Irma Ustáriz
La naturaleza básica de las civilizaciones humanas, se caracterizan por un conjunto de verdades que son entendidas por la gente que les tocó vivir esos cambios o momentos históricos, en el que se manifiestan sus rasgos particulares y características de las diferentes formas de interpretar el mundo, y cuando esa verdad o manera de comprender los hechos cambia, también lo hacen las civilizaciones.
En la actualidad, conocemos los rasgos y características de las civilizaciones más antiguas a través del descubrimiento de los objetos y rastros particulares esparcidos en el territorio de los 4 continentes donde el ser humano ha dejado su huella. Asimismo, el auge, desarrollo y decadencia de esas civilizaciones, ya desaparecidas pero su historia, ciencia, cultura y desarrollo artístico, científico-tecnológico pueden verse en las distintas excavaciones arqueológicas, donde han salido a la luz templos, edificios civiles, numerosas estatuas y momias, tanto en la superficie de la tierra, como en los océanos.
Todavía se pueden encontrar restos dispersos de civilizaciones avanzadas, como el continente de la Atlántida, la civilización Maya, la civilización de la Isla de Pascua… las mismas siguen generando preguntas sin respuesta.
La antropología ciencia que estudia el comportamiento de la humanidad, sus sociedades del presente y del pasado, así como las diversas culturas con principios Humanistas o Antropocentrismo, corrientes de pensamiento que surgen en el renacimiento, colocan al ser humano como el sujeto principal de la historia, revalorizando los sentidos y la experiencia, como medios de conocimiento y el individualismo. En ese período de la historia el ser humano pasó a ser la única referencia en las que debían basarse las leyes e instituciones donde anteriormente existió el teocentrismo o Dios como centro de todo sentido.
En la nueva era el transhumanismo (abreviado como H+ o h+) es un movimiento cultural e intelectual internacional que tiene como objetivo final transformar la condición humana mediante el desarrollo y fabricación de tecnologías ampliamente disponibles, que mejoren las capacidades humanas, tanto a nivel físico como intelectual.
Los pensadores transhumanistas estudian los posibles beneficios y peligros de las nuevas tecnologías que podrían superar las limitaciones humanas fundamentales, como también la tecnoética adecuada a la hora de desarrollar y usar esas tecnologías, éstos teóricos especulan y sostienen que los seres humanos pueden llegar a ser capaces de transformarse en seres con extensas capacidades, merecedores de la etiqueta “posthumano”.
En referencia a los nuevos modelos civilizatorios se podría buscar un hilo conductor que establezca una analogía de distintos momentos históricos, uno de estos modelos en relación con el mismo destino que sufrieron otras civilizaciones, como la destrucción del ser humano o exterminio para imponer los nuevos paradigmas por encima de los restos de las sociedades construídas anteriormente, las cuales se levantan sobre las bases de sus escombros.
Con el fin de desaparecer los rasgos y cultura de las civilizaciones que les precedieron, y borrar su legado más importante, prácticas impuestas a través de la desaparición de la historia, con el fin de ejercer el poder y control absoluto, romper con los esquemas y caracteristicas, de esas civilizaciones, es bien sabido que las primeras formas de dominación son culturales. Los cambios sociales se imponen con la destrucción y negación del otro con el sometimiento y la esclavitud, como lo hemos visto a través de los siglos en el comportamiento humano, la imposición y control absoluto que ejerce la civilización imperante.
Es decir, imponiendo a través del miedo y el sometimiento a aquellos preceptos de la nueva civilización. Ejemplo de esto se manifestaron en el teocentrismo, en el que todo giraba en torno a un Dios desconocido y del cual partían todas las demás formas de relaciones humanas basadas en el dogma. Durante el renacimiento, después de que la iglesia y la ciencia separan sus roles de ciencia y religión, se sentaron las bases para el antropocentrismo, en el que el ser humano se le consideraba como centro del universo.
Actualmente, el nuevo modelo civilizatorio se sustenta en, “El Transhumanismo que se remonta a los fundamentos de algunas de las propuestas políticas liberales más tecnológicamente radicales de principios de siglo XX, especialmente en el período de las grandes guerras. Se encuentra entre su sustrato político-cultural la idea de la eugenesia, cuya propuesta es reproducir nuevas generaciones más fuertes, inteligentes o hábiles, mediante la selección artificial de los padres, la mejora del cuerpo humano individual mediante intervenciones quirúrgicas o aplicaciones ortopédicas, o la sugerencia de que el destino esencial del progreso es una singularidad tecnológica. En diversas fuentes se indica que el primer director de la UNESCO, el Dr. J. Huxley fue el que dio una primera forma al concepto del Transhumanismo en un artículo-ensayo de 1951, y más tarde en otro de 1957, como posible política de transformación de la civilización tal como la conocemos a una humanidad de seres humanos genéticamente y tecnológicamente modificados”.
Entiéndase, que en estos cambios de transición a generaciones futuras, no se plantea la pobreza ni la desigualdad en los países menos desarrollados tecnológicamente, no se contempla una ética y la estética, la ausencia de valores, y principios espirituales, ya que en esta transición el ser humano no se ve como un ser holístico para los teóricos del transhumanismo el ser humano sigue estando fragmentado. Lo cual se evidencia en los últimos años, esta transición se viene dando sin que los actuales humanos lo adviertan, ya que la tecnología que está presente en la vida de las generaciones del siglo XXI, convivimos de manera cotidiana con el internet estas tendencias pasan de forma muy sutil a través del entretenimiento y de las nuevas tecnologías, esta civilización o sociedades fundamentadas en lo tecnológico están siendo programados y el cuerpo humano está siendo tratado como un ente separado de la mente, de las emociones y la espiritualidad.
En conclusión, se impone otra idea importante, que es la exaltación del progreso como destino inevitable de cualquier ser inteligente: una idea que nos dice que el progreso es algo natural e inminente para cualquier civilización y deja de lado al ser humano en constante evolución y adaptación. Al separar la condición humana del ser y considéralo como un sistema o mecanismo separado de las dimensiones anteriores sigue sin comprender que no somos entes aislados tal como lo hicieron las civilizaciones anteriores y como lo hemos expuesto las civilizaciones anteriores no han avanzado ni transcendido de manera integral, como se evidencia en la convivencia y respeto a otras especies o formas de vida, las cuales han sido destruidas.
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