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lunes, 28 de noviembre de 2022

El Arquetipo De la Bruja En La Europa Medieval

Pintura antigua que representa a mujer quemada en la hoguera


Rituales, Hechizos y Conjuros



Por:  Irma Ustariz



En el imaginario colectivo de la edad media el arquetipo de la bruja era considerado como un ser maligno, Pero además de la larga tradición cristiana que de acuerdo a su visión del mundo, hipersexualizaban a los enemigos, hombres y mujeres y eran acusados por la inquisición de tener apetitos sensuales considerados fuera de los límites y eran acusados y juzgados por  realizar todo tipo de actos que parecían ir contra la naturaleza humana, por ejemplo: sacrificios cruentos con sangre, sobre todo sacrificaban niños, eran antropófagos, realizaban orgías, cometían incesto, actos de sodomía y bestialismo, e idolatraban a otros dioses, el componente esencial de este estereotipo la definición del componente esencial del estereotipo de la bruja es la sexualidad desbordada, la cual practicaban en los aquelarres en el bosque y en la cual supuestamente pactan con el Demonio.


Durante esa época las brujas, sabias y curanderas se congregaban en las fiestas llamadas Samahain En la religión druida, se tenía la costumbre de celebrar a su dios pagano Samhain, durante la noche del 31 de Octubre de cada año. En aquella noche se celebraba, en términos religiosos, al “señor de la muerte” (Samhain), ya que en esta época empezaba el invierno, una época fría y oscura. Como era el comienzo de la época oscura en aquella región europea, esta celebración, además de significar el fin de año celta, significó la celebración a la muerte y a todos los espíritus de los difuntos, que según se creía, volvían a sus antiguas moradas terrenales. Esta era la época propicia para todo tipo de hechizos, magia, adivinación y todo tipo de actividad paranormal. que se celebraba en los viejos tiempos de la Europa más que todo en la Península Ibérica, era la ocasión de rendirle homenaje a sus ancestros, simbólicamente se realizaban la una apertura de portales, para pasar  de un mundo conocido a un portal de lo desconocido, hacían rituales y limpiezas espirituales, honraban a sus ancestros y compartían con la comunidad donde se reunían, las sabias, eran las alquimistas del espíritu.


        En la actualidad se sigue un estereotipo intelectual que construyeron juristas, hombres de letras, teólogos… para identificar a grupos no cristianos. Lo que sí puede decirse que resulta algo nuevo en el estereotipo de la bruja es que este grupo de enemigas de la fe cristiana estaba compuesto en su mayoría por mujeres. Sin embargo, haciendo una revisión en las fuentes del cristianismo podemos constatar que desde los Padres de la Iglesia, pasando por Agustín de Hipona y Tomás de Aquino, existe una “tradición” de escarnio público hacia las mujeres que será retomada por los inquisidores y demonólogos como justificación de sus persecuciones pero además servirá para sexualizar, demonizar y criminalizar a las supuestas brujas como encarnación del mal, infieles a Dios y sirvientas de Satán.


        Igual que en Adán el alma y a Eva al cuerpo, la mujer era considerada como un ser sexualmente insaciable, de acuerdo a la antigua divisa occidental “Las mujeres eran “serpientes” y “escorpiones”, “receptáculos del pecado”, “el sexo maldito” cuya infame tarea consistía en corromper a la humanidad.”


        Todos estos “sabios” contribuyeron a construir y reforzar un estereotipo de la mujer peligrosa, cuya peligrosidad precisamente residía en su sexualidad. Estos mitos en torno a la sexualidad femenina se hicieron indispensables para la demonología cristiana. El famoso Malleus Maleficarum (1486) concluye que “todas estas cosas de brujería provienen de la pasión carnal, que es insaciable en estas mujeres. Como dice el libro de los Proverbios: hay tres cosas insaciables y cuatro que jamás dicen bastante: el infierno, el seno estéril, la tierra que el agua no puede saciar, el fuego que nunca dice suficiente. Para nosotros aquí: la boca de la vulva. De aquí que, para satisfacer sus pasiones, se entreguen a los demonios”. Los autores, Kramer y Sprenger, “tienen como tesis que como las mujeres son esencialmente carnales y lujuriosas, la carne y el sexo son malos, entonces las mujeres son esencialmente malas”. Otro ejemplo de lo anterior, pero en el ámbito secular, lo encontramos un siglo después en De la démonomanie des sorciers (1581) vasto tratado que promovió el castigo de brujas y hechiceros  por parte de las autoridades seculares. de Jean Bodin quien aseguraba que por cada hombre había 50 brujas y que ello se debía a que ellas padecían en mayor grado una codicia bestial y por lo mismo deseaban a los demonios, tal y como Kramer y Sprenger lo habían argumentado casi 100 años antes “toda la brujería proviene de la pasión carnal, que es insaciable en estas mujeres.”


Pintura donde se aprecia la tortura a una mujer con el torso desnudo


La sexualidad y el estereotipo popular de la bruja

El historiador italiano Carlo Ginzburg hace un trabajo espléndido en Historia Nocturna al proponer que detrás de los mitos y ritos populares en torno a la brujería se encuentra una preocupación fundamental de los seres humanos: la relación con la muerte y el más allá. Para él, el núcleo del aquelarre o Sabbat es el viaje en éxtasis del mundo de los vivos al mundo de los muertos pero quien hace de mediador entre un mundo y otro es una especie de chamán o mago que ha nacido con características especiales. Su interés en ese libro era descifrar la parte folklórica de dicho estereotipo y su interpretación está centrada entonces en desentrañar los mitos y ritos que eran comunes a diferentes pueblos europeos y asiáticos, que se habían conservado por mucho tiempo y se habían mezclado pero que finalmente daban cuenta de ese viaje fantástico.

        En realidad el núcleo que propone Ginzburg tiene que ver con la preocupación y el conflicto de cualquier ser humano respecto a los ciclos vitales, sobre todo, a la muerte y del amor.

Amor Brujo

En el amor brujo hay una recurrencia a acciones simbólicas y a ciertos elementos como el fuego que consume todo a su paso. Podía arrojarse una figura del marido al fuego representando que éste se consumiría de amor por su mujer. También era común el uso de figurillas de cera que podían colocarse encima de un hormiguero. “Las hormigas tienen un papel muy importante en la magia erótica, porque la mordedura de una hormiga producía una sensación de quemazón intensa, y a esta sensación se le daba el mismo simbolismo que al fuego que acaba abrasando de amor al marido.

        He de señalar que estas hormigas se empleaban para hacer los famosos filtros de amor.” Otras formas populares de esta magia erótica incluían dar de comer al marido algo que hubiera estado en contacto con los órganos sexuales de la esposa.

        La gente que practicaba este tipo de amor brujo a veces llegó a ser sorprendida por la Inquisición, tal es el caso de las brujas de Coahuila del siglo XVIII. A una de ellas, María de Hinojosa, mujer española, casada, de alrededor de 40 años, pertenecía una bolsa que contenía una piedra imán y cabellos liados con un hilo y dado muchos nudos con un fistol y dos pedazos de raíz en medio, todos estos ingredientes eran parte de un hechizo para que un soldado la quisiera. En aquella bolsa también se encontraban dos envoltorios más, uno con cabellos y pedacitos de yerbas y otro con un pedacito de raso verde y papelitos cortados de distintas formas. Estos pertenecían a Josefa de Iruegas, compañera de María Hinojosa, mujer española, viuda, de 35 años. “Entre las yerbas que tiene en su poder, hay unos puyomates, que son al parecer unas raíces, diferenciadas sexualmente, de olor muy penetrante, utilizadas en hechizos amorosos, ya sea para atraer o para repeler, así como para provocar impotencia. Esta raíz, según

        Josefa, mezclada con semillas de col, clavo y canela, y untada luego en las manos y el cuerpo, servía para que en el momento en que tocara un hombre, este la buscara enseguida”.

        Otras prácticas que se encierran dentro del amor brujo son los conjuros. Una práctica adivinatoria muy común en la Nueva España para conocer el provenir y responder a interrogantes de la vida cotidiana era el conjuro de las habas que tenía connotaciones sexuales. Las habas, por su misma forma, representaban el riñón que antiguamente se consideró como el órgano productor del semen. “Lo mismo puede decirse de los fines que se persiguen en los conjuros, pues las mujeres comúnmente hacían peticiones que expresaban sus preocupaciones amorosas, como saber del marido ausente, si el amante regresaría, si contraerían matrimonio… Propiamente en los textos son evidentes las referencias sexuales…”

(Conjuro de las habas)

Habas, no os tengo por habas, sino por hombres y mujeres; os conjuro con Dios Padre, con Dios Hijo

y con Dios Espíritu Santo y con todos los santos que hay en el Cielo.

Conjúros, habas, en nombre de todos los diablos del Infierno que digáis verdad, acerca de saber yo

si me quiere bien fray Juan de Alcalá.

Y si me quiere bien,

que la haba macho que yo señalare,

que es fray Juan,

que se junte con la haba henbra que yo señalare,

que soy yo.

(Puebla, 1629; AGN, Ramo Inquisición, vol. 366, exp. 14, fol. 223 r.)

si me quiere bien,

que la haba macho que yo señalare,

que es fray Juan,

que se junte con la haba hembra que yo señalare,

que soy yo.

(Puebla, 1629; AGN, Ramo Inquisición, vol. 366, exp. 14, fol. 223 r.)

        Este conjuro y otros tres más, forman parte de la declaración de una hechicera llamada Benita Castillo. En marzo de 1629 se presentó ante los inquisidores diciendo ser originaria de Sevilla, casada y de 38 años de edad. Confesó que hacía años estuvo “apasionada” por un fraile, hizo el sortilegio de las habas para saber si su amor sería correspondido. También confesó que estando en Córdoba, cuando era muy joven, aprendió el conjuro de los diablos corredores, que ella denominaba oración, para atraer a los hombres. Había oído recitarlo especialmente a una mujer española que tenía fama de hacer volver los hombres a su voluntad. En México, Benita lo recitó en varias ocasiones junto a una ventana que daba a la calle, si pasaban perros corriendo esto era señal de que el hombre al que amaba regresaría; por el contrario, si veía que los perros estaban echados significaba que su amado no volvería.


Fuente bibliográfica: La sexualidad y los estereotipos de la Bruja; Tania Romero Sánchez

PONENCIA PRESENTADA EN EL I COLOQUIO DE MAGIA, BRUJERÍA Y HEREJÍA EN LA

NUEVA ESPAÑA (SIGLOS XVI-XIX), ESCUELA NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA,

19 Y 20 DE AGOSTO DE 2013




Referencia de las imágenes y video:

Imagen principal:  Imagen extraida de Pinterest titulada: A Bruxaria e a Feitiçaria no contexto da Inquisição – Parte 2 - Cléofas | cleofas.com.br

Imagen secundaria:  Imagen extraida de Pinterest titulada: The Martyrdom Of Saint Catherine Art Print |

Video:  La Alquimista, La Bruja: Iniciación ancestral a los MISTERIOS | Autor: AVALON PUNTO ZERO


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