Por: Irma Ustariz
La primera relación con esta deidad se corresponde con el mito de, la primera referencia de Lilith, se remonta a la Epopeya de Gilgamesh, hace 2.000 años A.C. en el actual Irak. Aquí se hace referencia a la primera figura demoníaca hembra, que en algunas ocasiones toma forma de serpiente, que habita en un sauce custodiada por la diosa ishtar trató de seducir a Gilgamesh y fue despreciada por él. Este mito se asemeja al de la historia griega de Ulises, para no se dejarse influenciar, se tapa los oídos para no escuchar los cantos de las sirenas, y así no desviarse de su rumbo a Ítaca.
Las tablillas halladas en Mesopotamia, en la tablilla número XII, señala que entre sus raíces, la serpiente que no conoce reposo Lilith, había situado su nido en la copa el pájaro de la tempestad, An-zú, había colocado su cría; en el centro Lilith construyó su casa (Echlin, 2008: 16). (...) Gilgamesh empuñó su hacha y entre las raíces del árbol golpeó a la serpiente «que no conoce reposo»; y en su copa le robó al pájaro de la Tempestad su pequeñuelo, teniendo que huir el pájaro a la montaña. Gilgamesh destruyó la casa de Lilith. Y dispersó sus escombros. Cortó el árbol por las raíces, golpeó su copa, Y luego las gentes de la ciudad vinieron a cortarla. Entregó el tronco a la brillante Ishtar, para hacerse un lecho y un trono” (Echlin, 2008: 18).
En la interpretación de este texto, indica que el posterior culto a Ishtar desalojó el anterior culto a Lilith. La diosa Lilith abarcaba los tres planos del universo: el inframundo, como serpiente; la tierra, como mujer; y el cielo, como ave. Una vez desterrada, Lilith sobrevivió de dos maneras: como deidad menor, demonio femenino, espíritu del inframundo relacionado con la oscuridad y con la hechicería; y, en segundo lugar, en las características físicas de la propia Ishtar, además de sus atribuciones como deidad de la fertilidad, como Anath.
A consecuencia de la desobediencia de Lilith, fue condenada a vagar por en el espectro de la tierra, ella es la primera mujer que se niega al patriarcado y exige la igualdad. La figura de Lilith, se representa en la cultura griega como un ser ambivalente a las sirenas. En un principio, las sirenas son concebidas en la cultura griega como seres celestes y será a partir de Homero cuando se transformen, tras su fracaso en la seducción del héroe Ulises, en seres acuáticos. Y así, en un principio, los pitagóricos se habían referido a las sirenas como las encargadas del movimiento de las esferas y de entonar el canto del cosmos, resaltando su conocimiento y siendo concebidas como las encargadas de guiar las almas errantes de los muertos (Buffiére, 1973: 478). Además, el propio Platón se hizo eco de este nexo entre sirenas y conocimiento (Platón, 1972: 617) en el libro décimo de la República, donde se relata cómo ocho sirenas cantan cada cual una nota que, juntas, componen la armonía pitagórica de las esferas celestes. Del canto de las sirenas depende pues, el equilibrio del mundo.
A partir de este mito, podemos deducir que todas las mujeres que, se negaron desde los orígenes de la humanidad, a obedecer las órdenes patriarcales se les calificó dentro de los arquetipos más comunes tales como: prostitutas, brujas, hechiceras, pecadoras, seductoras, etc. Lilith también es señalada en la astrología cómo la luna negra y cuando se encuentra en un signo del zodíaco se le considera como una señal de infortunio…
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