Por: Irma Ustáriz
Cuando abordamos el tema del eterno femenino, lo hacemos desde una perspectiva integradora de la feminidad no sólo en lo que concierne a los diversos roles que ocupa la mujer actualmente sino que vamos más allá de lo conocido en la modernidad. Trataremos de aproximarnos a los orígenes de la humanidad a través de lo femenino y eterno, como eje transversal en la evolución de la especie humana, además de ser una fuente o contenedora de la perpetuidad de la vida en el planeta, debido a que sin la participación de la mujer, como la única que puede dar a luz el nuevo ser que lleva en su vientre durante su gestación, sin la cual no existiría la civilización tal como la conocemos.
En tal sentido, se puede confirmar a través de los avances y estudios de la genética que sólo el género femenino contiene y transmite a las generaciones pasadas, presentes y por venir, el ADN mitocondrial que sólo se encuentra en la mujer quien es la portadora de este gen y desempeña el rol de madre, responsable del linaje de la humanidad; en la especie animal también es la hembra la que trae al mundo su progenie.
Asimismo, el arquetipo de la mujer como diosa o como madre aparece evidenciado en todos los momentos históricos, desde los orígenes de la humanidad a través de la historia y la religión. A tal fin, comenzaremos este trabajo literario iniciando con la civilización sumeria, hasta ahora conocida como la más antigua de la humanidad. Sobre la base del estudio del investigador Samuel Nohan Kramer en su libro “La Historia Empieza en Sumer”, en la que el autor recoge 39 primeros testimonios de la historia escrita, es un clásico de la histografía moderna.
Sumer fue el primer pueblo en desarrollar la escritura y una organización social que existió hace más de cuarenta siglos atrás, situado en el sur del actual Iraq, un sistema de escritura o cuneiforme sobre tablillas de barro, que es sin duda su principal aportación a la historia de la humanidad. Hace 6,000 años AC. de acuerdo a las investigaciones y los hallazgos develados en este territorio. Kramer relata en su libro a partir de los testimonios que azarosamente han llegado hasta nosotros, un completo y fascinante panorama del país de Sumer, en la antigua Mesopotamia: la primera civilización que dejó constancia de sus asuntos políticos, de su instrucción y su literatura, de su filosofía y su ética, de sus leyes y su justicia, de su agricultura y su medicina, e incluso de su vida sentimental (…)
Excelente artículo
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