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martes, 28 de marzo de 2023

Personajes de la Semana

   

 

Heroínas poco conocidas que salvaron vidas durante la II Guerra Mundial

Las Olvidadas Mujeres que cambiaron la Historia

 

 

 

Lillian Gutteridge

 

Las mujeres siempre han desempeñado roles importantes en la supervivencia de la especie humana, una de ellas salvar vidas en las guerras creadas por los hombres, pero como bien es sabido, la historia fue escrita por hombres, quienes han dejado a la mujeres relegadas a un segundo plano de los grandes acontecimientos que ocurrieron durante las guerras. Hasta hace bien poco, el mercado editorial había dejado a un lado la participación de la mujer en la guerra. Sin embargo, muchos historiadores se han lanzado en los últimos años a desentrañar el su verdadero papel en el enfrentamiento.

La más activa ha sido Lyuba Vinogradoba con sus dos últimos ensayos: «Las brujas de la noche» (Pasado y Presente, 2016) y «Ángeles vengadores» (Pasado y Presente, 2017). Según explica la autora a ABC, la URSS fue pionera en lo que a igualdad de sexos en el campo de batalla se refiere. Aunque más por necesidad, que por mentalidad. “La llamada masiva de mujeres al ejercito empezó en 1941, nada más comenzar la guerra contra Hitler para Rusia. Pero fue en 1942, debido a la escasez de soldados en la frente, cuando el ejército empezó a usarlas en nuevas funciones consideradas masculinas”, señala.

Estas mujeres heroínas que con su valor y firmeza salvaron la vida de muchos hombres y a las que no se les da el debido reconocimiento. Una de estas connotadas heroínas fue Lillian Gutteridge, una enfermera británica que participó en la evacuación de los ejércitos aliados en Dunkerque. Gutteridge, una de las últimas enfermeras en abandonar Francia. Conducía una ambulancia que fue detenida por un oficial de las SS que le ordenó entregar a los heridos que transportaba. Lillian abofeteó al oficial, que respondió clavándole un cuchillo en el muslo.

Antes de que la cosa se pusiera peor el oficial fue abatido por soldados del regimiento escocés Black Watch en retirada. A pesar de su herida Lillian condujo la ambulancia hasta llegar al ferrocarril francés que se dirigía a Cherburgo. Durante el trayecto recogió otros 600 soldados franceses y británicos heridos. Días más tarde consiguió llegar a Inglaterra con sus pacientes.

Así fue como se alistaron (atendiendo a las fuentes) entre 500.000 y un millón de guerreras en el Ejército Rojo para llevar a cabo estas labores «de hombres». Algunas tan llamativas como «tanquistas». Fue el caso de A. Boiko, entrevistada por Svetlana Alexiévich para su obra «La guerra no tiene rostro de mujer» (Debate, 2015). Esta mujer ejerció como mecánica-conductora en un IS-122, una gigantesca mole de 46.000 kilos ideada para derribar los vehículos más pesados del enemigo. «Entre los tanquistas había bastantes muchachas en los tanques medios, pero solo yo iba en un tanque pesado», explicaba. Con todo, la más famosa en este gremio fue Mariya Oktyabrskaya, una cuarentona que vendió todas sus posesiones para comprarse un carro de combate medio T-34 y vengar la muerte de su marido.

 

 

 

 

 


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